29 agosto, 2010

Letras

No quiero escribir más, no ahora que me siento demasiado sucia. Entonces, ¿qué hago? Sólo sirvo para ésto, y cada vez lo hago peor, con menos ganas. Me lo impongo como obligación. No puedo dejar de hacerlo, porque me ayuda, porque me hace sacar todo, porque... Es bonito pensar que tienes alguien en la otra parte del mundo que escucha tus estupideces, que las aguanta y que se siente, exactamente, igual que tú. Que vive tus experiencias como si fuesen suyas y que saca la ira que tú le das con las letras. Porque son sólo éso. Letras que, en conjunto, forman frases y hacen daño, que marcan un diálogo, o un monólogo. Que zarandean, abruman, enfadan. No es nada más, es un sin sentido, una búsqueda de lo que todavía no ha sido inventado, una estupidez sin estúpido que luche por ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario