15 agosto, 2010

Coliss, Coco, je vais m'ennuyer de toi.

Y se fue nuestro verano, dejando promesas de un regreso poco lejano. Igual no nos vemos mañana pero, dentro de diez años, sí. No quiero vivir de deseos, de sueños, de estúpidos recuerdos. Y, aún así, voy a tener que sobrevivir a base de ellos. ¿Y ahora qué hago? ¿Qué te digo? Sé que no puedes quedarte, la gente te espera al otro lado del charco. Pero yo también te aguardo. Ahora, cada dieciséis de Junio recordaré nuestro desayuno, nuestra primera comida juntas. Nuestro encuentro sorprendentemente amistoso. ¿Nos conocemos de toda la vida? No, ha sido sólo un verano. Ni siquiera éso, dos malditos meses metidos en una autopista a ciento veinte kilómetros por segundo. Este año has llorado más que nunca, repetías. Algo raro en ti, porque no te gusta malgastar lágrimas. A partir de hoy, todos los Junios, Julios y Agostos estarán dedicados a pensar en ti. En nuestras confesiones, nuestros secretos, nuestras risas, nuestras... Más que tonterías. ¿Quieres que sea tu hermana, aunque me conozcas desde hace tan poco? No te preocupes, lo seré. Eres la persona más maravillosa que... Me podía haber tocado. Rememoraré nuestra despedida toda la semana, porque no puedo quitármela de la cabeza. Estabas esperando a que llorase, con un nudo en la garganta. Dios, si es que soy tan predecible. Es hora de separarnos, ya nos volverá a juntar el tiempo. Recuerdo aquel quince de Junio, porque no quería irme; y hoy, el quince de Agosto, no quiero que te vayas tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario