07 diciembre, 2011

Calles abarrotadas

Caminando por calles abarrotadas, me di cuenta de que estaba muy sola, aunque rodeada de personas que ni siquiera sabían que existía. No me gustaba la sensación de saberme tan frágil, hasta me daba cierta ansiedad pensar que no había nadie a mi lado que me preguntase qué tal estaba. Ninguna conversación me llenaba, ni hacía que mi corazón diese saltos. No. Nada. Lo único que había en mi mente, en el pequeño rincón reservado a las relaciones sociales, era vacío. Mientras los coches pasaban casi pegados a la acera repleta de gente que se chocaba, susurraba un perdón y ni miraba la cara de otros iguales, me dije: "Absurda ciudad, que encierras en ti a miles de personas que no se conocen ni un poco. Idiota ciudad, nunca te querrán lo suficiente como para quedarse contigo para siempre."