31 agosto, 2010

Tiempo muerto

Quizás sea hora de dejarnos marchar, de darnos un tiempo, de aprender a echarnos de menos. Tenemos que estar separados para tener la capacidad de pensar en un "nosotros", porque, ahora, tú tienes tu idea, y yo tengo la mía. Y no queremos juntarlas. Cuando lo hagamos, entonces será el momento de volver a encontrarnos, bajo las sábanas, o encima de una valla. No quiero que forcemos un sentimiento que no debería forzarse, que tendría que salir solo. No estamos preparados, ni siquiera lo intentamos. Parece que no queremos salir de ésta, que disfrutamos de hacer daño al otro. ¿Sabes? Ya hemos sufrido bastante. Estoy pensando en mí. Y yo, yo ya no tengo fuerzas para pelear, ni para reconciliaciones que duran lo que dura un rato en la cama, o un beso que no significa nada.

The end is near, and I know it.

And... May I stand all your stupid acts? May I pay for every second that I'm not kissing you? What do you really think about us? Because we've just began the war. We've already destroy the feelings. There's nothing in my place, even the desolation left yesterday. There are no more tears for our fight. I guess I don't know when the end is.

I can't breathe but I still fight while I fight

No duele, sólo cansa. Únicamente siento como todo camino recorrido desparece porque pareces tener gran habilidad con la escoba. Estoy agotada hoy. No voy a molestarme en tener nada contigo, no dos días antes de mis exámenes. ¿Para qué? ¿Para no poder dormir, una noche más? No. Aprendo rápido lo que me interesa.

30 agosto, 2010

Escrito el 1 de Agosto.

No sé cómo tratarte, por éso no lo hago. Pero yo ya no sé si no me das caricias porque tienes miedo a mi rechazo, o no me regalas besos porque ya te has cansado de mí y de mis tonterías. Lo siento si soy una imbécil que te está dejando escapar por la puerta delantera. Me disculpo por ser tan estúpida de querer retenerte aquí con cualquier escusa barata. Ya no voy a hacerlo más. Si quieres andar a mi lado, camina. Si deseas quedarte parado porque estás cansado, yo no voy a esperarte.

Melendi.

¿Por qué mirarte a la cara? ¿Por qué mirarte a los ojos? Para mí, son las patadas, y, para ti, los elogios. ¿Por qué quedarme contigo? ¿Por qué seguir a tu vera? ¿Por qué esperarte despierto en vez de hacer las maletas?

Deja de esperarme

Yo hago muchas cosas mal desde que he vuelto del país extranjero. Siempre me equivoco. Nunca doy un maldito paso bien, jamás piso en la parte del suelo que no has fregado todavía. No puedo con tanto. No soy capaz de vivir bajo tus exigencias. Porque nadie puede. Es imposible que recupere todo mi lado pasado. Sí, a ti te gustaba más. Sin embargo, no puedo complacerte esta vez. Ni creo que pueda hacer tus deseos realidad más adelante. Es demasiado para mí tener que pensar cada movimiento que doy a tu alrededor y que, aún así, te moleste. Deja de exigir, de pedir, de esperar. No voy a volver. ¿Qué hago si las cosas te gustaban más como antes? ¿Fingir? ¿Es eso lo que quieres? 

Yo soy más importante que tú.

No te puedes imaginar el mal humor, las ganas de reventar una ventana con la mano. Quiero clavarme todos, y cada uno, de los cristales que se rompan. A ver si duele menos. A ver si, así, reacciono de una vez y lo mando todo al sitio donde debería estar hace mucho tiempo. ¿Sabes cuál es nuestro problema? Que sólo pensamos en "yo", "yo" y "yo". Mientras leo tus textos, la furia recorre mi sangre, la hierve. Pero no porque me haya dado cuenta de que te haya hecho daño, si no porque tú me estás dañando. Y, por lo que denotan tus letras, yo soy la amenaza para ti. Yo, para ti, soy la mala. Y tú, para mí, eres lo peor. No... No vamos a ninguna parte. Hace tiempo que caminamos sin rumbo y discutimos por estupideces. Hace bastante que dejamos de preocuparnos por el otro. Quizás nunca nos pareció importante preguntar por algo que no fuese el "yo".

El amor existe, pero es perecedero

Las mitades perfectas no existen, ni las medias naranjas. El amor que dura para siempre parece escondido, sólo capaz de encontrarse por cuatro estúpidos de cada millón. Las relaciones nunca son eternas, duran lo que tardas en descubrir que algo no te gusta, que muchas cosas ya no son lo que eran cuando os conocíais un poco menos y decidísteis embarcaros en ese viaje, tan largo y angustioso, que os vendieron como perfecto. El amor es extraño y rebuscado, jamás tiene una solución fácil y siempre pierdes a alguien por el camino. ¿Qué es el amor? Una carretera con una acera muy estrecha. Cada día, pasan miles de coches, que no facilitan la conversación. Y, cada noche, un conductor para a uno de los dos y le dice que, si quiere, le puede transportar. La única condición es que su compañero se quede allí. Los pies duelen muchísimo y el cansancio ha creado ojeras. Te quedas por un tiempo, hasta que descubres que tu acompañante ya ni se molesta en gritarte, en parar y besarte a mediodía, ni siquiera cuando cae la noche y los grillos están de fondo. Te das cuenta de que, ahora, la maleta que compartíais, y que peleábais por llevar, sólo descansa sobre tu espalda. Entonces, a la decimoquinta noche, decides subirte a un coche, o tienes que soportar como tu pareja se lanza al asiento delantero de un Renault Megane color azul noche, más bien tirando a gris oscuro después de los años. Te preguntas qué has hecho mal. Yo te lo diré. Nada. El amor se acaba. Y tiene la jodida manía de terminarse a destiempo.

Todo cambia.

¿Tienes que buscarme en un papel cuando me tienes delante? ¿Debo dibujar corazones para no sentirme mal? Me parece estúpido. De niños pequeños. No compartimos muchas ideas. Ya no pinto corazones en los bordes de los apuntes, porque las hojas no son mías. No voy a encontrar tu nombre en un árbol, ni siquiera voy a esforzarme en mirarlo. Tampoco voy a ser la persona que escriba una fecha en una mesa, en una pared, en un papel. Alguien vendrá, y romperá la mesa. Otro irá, y tirará la pared, o la pintará. Pasado el tiempo, el papel caerá en manos poco apropiadas y acabará en una hoguera. ¿Para qué propagar nuestro amor, si sólo necesito que lo sepas tú, ahora? No quiero que lo sepas mañana, porque no sé si mañana seguiré sintiendo lo mismo. Las cosas cambian. Las personas cambian. Y las iniciales que comparten tu vida también cambian.

¿Es una obligación?

Yo nunca he dicho que dejaras de importarme; simplemente, no estoy todo el tiempo encima de ti diciéndote que me importas. Yo jamás te he sugerido que no te ame; únicamente, no repito en tu oreja, cada vez que te veo, que te quiero. ¿Qué pasa? ¿Que ahora tengo que demostrarte, a todas horas, que significas algo para mí? Por estar contigo, ¿estoy obligada a actuar como tú actúas conmigo? Pues menuda hostia te vas a llevar, mi amor.

No intentes dominarme.

Tu puta estupidez intenta dominarme. Parece que no ves que no soy así de fácil. Yo soy libre, yo soy el caballo que todavía corre al atardecer por el bosque, cada verano, al ritmo del viento. No me importa hacia que sitio vaya, siempre encuentro el camino de vuelta a mi casa. Y mi hogar está en muchos lugares distintos. Una noche, una cama. No pretendas atarme, porque tendrás agarrado mi cuerpo pero no mi corazón. No desees que te llame, porque no voy a hacerlo. No después de tener que escuchar cosas como ésas.

29 agosto, 2010

Nuestro Diciembre nunca será fácil de olvidar.

Nunca serás fácil de olvidar. Ni siquiera si lo intento, lo conseguiré. Y lo sabes. Ya nos hemos roto demasiado el corazón esta semana. Cambiemos de ambiente, vayámonos a dar una vuelta al parque. Saquémonos fotos como dos enamorados que acaban de conocerse. Volvamos a ser los de antes, regresemos a los dieciséis. Mi futuro contigo no se ha ido, sólo se ha esfumado un poco. Únicamente, ha decidido irse de viaje, y todavía no ha vuelto. ¿Crees que va a durar mucho? ¿De verdad piensas que mis ideas de futuro no se impregnarán de tu olor cuando llegue el invierno, y con él, el frío, los desayunos, las mantas y la nieve en la ventana? Piensa cómo actúas, pregúntate a quién he llamado, a quién he perseguido. Cuestiónate a quién quiero, a quién amo. Si tu amor se agota, ¿de qué vivo yo este Diciembre? ¿con qué me arropo cuando la noche caiga y siga esperándote?

Escribiéndote.

Tengo el momento de escribirte, y no como novia, ni como amiga, ni siquiera como conocida. Tómatelo como que soy sólo el espectador, la espectadora de tu vida, que paga, cada día, una entrada al cielo para ver cómo te manejas. Eres divertido, y te desenvuelves bien con las personas. Y yo, se puede decir que también. Entonces, ¿por qué estamos solos? Es inexplicable. Quizás no nos dejamos por éso. Puede que, únicamente, aguantemos todo, y más, por miedo a que nuestras sospechas sean ciertas. Y que no tengamos a nadie para cuando el otro ya no esté. No digo que no nos queramos. Claro que lo hacemos. Hemos sobrevivido así, arropados con la ceguera imaginando un mundo para los dos. Pero éso no está bien. ¿Y los demás? Ni tú tienes en quién confiar, ni yo tengo con quién llorar. Tu ausencia en aquel viaje, y supongo que la mía, sólo me lo demostró aún más. Ni yo te merezco, ni tú me mereces. Estamos juntos porque nos gusta sobrevivir, como a cualquier ser humano. Hace tiempo que no me parece una buena razón para luchar por ti, y me siento muy, muy, casi demasiado culpable. Me caigo, y tú me recoges. Te caes, y soy incapaz de tenderte mi mano y decirte: "Estoy aquí". Porque estoy terriblemente asustada, aterrada de que te des cuenta de que bajo la guardia y... Ataques. Y te asfixie, y te vayas. Porque, si no pudimos ser amigos antes de ser novios, ¿por qué íbamos a serlo después de hacernos tanto daño? Idea estúpida y cobarde. Palabras tontas y sentimientos absurdos. Pero no puedo cambiarme, no ahora. Al final, resulta que sí te hablaba como algo más que un simple oyente.

Letras

No quiero escribir más, no ahora que me siento demasiado sucia. Entonces, ¿qué hago? Sólo sirvo para ésto, y cada vez lo hago peor, con menos ganas. Me lo impongo como obligación. No puedo dejar de hacerlo, porque me ayuda, porque me hace sacar todo, porque... Es bonito pensar que tienes alguien en la otra parte del mundo que escucha tus estupideces, que las aguanta y que se siente, exactamente, igual que tú. Que vive tus experiencias como si fuesen suyas y que saca la ira que tú le das con las letras. Porque son sólo éso. Letras que, en conjunto, forman frases y hacen daño, que marcan un diálogo, o un monólogo. Que zarandean, abruman, enfadan. No es nada más, es un sin sentido, una búsqueda de lo que todavía no ha sido inventado, una estupidez sin estúpido que luche por ella.

Soledad.

Tuve que irme a Canadá para darme cuenta de que estaba sola. Abandonada entre un montón de gente. Sé que se dice mucho éso de que la soledad se encuentra en el lugar con más personas del mundo, pero... Nunca lo había sentido de verdad, jamás había pensado en ello totalmente en serio. Ahora, no soy más que un medio para un fin, una asquerosa pieza más, traída desde el infinito y llena de polvo confinada al fondo de la estantería. ¿Debería asustarme? Y si es así, ¿por qué? ¿De qué serviría? Simplemente, me encontraría todavía peor, con menos utilidad y con más estupidez. ¿Qué pasa con el cielo nublado? Ni las nubes disfrutan de mi compañía ya. Joder, éso sí que es ser aburrida.

28 agosto, 2010

Estrés.

Nunca había visto una piedra tan pequeña y tan difícil de saltar. Tengo que aislarme, concentrarme y seguir estudiando. Lo repaso y me lo sé, pero, por momentos, el olvido se apodera de mí. Me pongo todavía más nerviosa y no soy capaz de encontrar la hoja. Entonces, me doy cuenta de que me salté un tema hace dos días, y que, ahora, tengo que volver a empezar con la historia otra vez. Dios mío, ésto me supera. Mi corazón no está hecho para estas carreras. A partir de hoy, tengo que comenzar a hacer más deporte. Así, estaré tan cansada, y con tantas agujetas, que, si mi ritmo se acelera, no me entrarán ganas de echar a correr.

24 agosto, 2010

Recuerda que me odias y te odio.

-No te olvides de que me odias.
+No te preocupes.
-Es que, mañana, vienes y me das un beso, y todo se te pasa.
+No, no, no te voy a dar ningún beso mañana.
-Más te vale ni recordar mi número de teléfono.
+Vale. Ningún problema.
-¿Sabes qué? Que te odio.
+Yo también te odio, mi amor.
-Olvídame.
+No, no pienso olvidarte.
-¿Por qué no te pierdes?
+Porque me gusta cómo te enfadas.
-Ah, te parecerá bonita la vista, estúpido.
+Tan preciosa como tú.
-¿Vas a seguir así mucho tiempo?
+Sólo hasta que me dejes besarte.
-Entonces, ya puedes esperar sentado, porque vas a tener que esperar mucho tiempo.
+¿Sí?
-Sí.
+Bueno, siempre es agradable pasar tiempo contigo.
-(Le besa) Ahora, lárgate, que no te quiero ni ver.
+(Le agarra y le besa más fuerte) ¿Y quién ha dicho que yo quiera perderte de vista?

Si yo no dormía, él tampoco.

Dejé mi peso sobre la barandilla del balcón y sentí cómo el viento recorría mi pelo. La fría noche aguardaba un amanecer perdido entre las horas, un salir del Sol que, quizás, y con suerte, nunca pasaría. Me alejé del borde y pasé a mi habitación. La gran cama con sábanas rojas estaba deshecha de tantas vueltas y el edredón había optado por el suelo. Paseé mis pies descalzos por la madera y llegué hasta el sofá. Allí, echado en una posición practicamente imposible, se encontraba él. No parecía haberle afectado nuestra pelea, nuestra discusión a altas horas de la mañana. Dormía placidamente, incluso sin almohada. Estaba terriblemente enfadada, y él no sentía nada. Giré alrededor del mueble y lo miré fijamente. Agarré su mano y tiré. Si yo no dormía, él tampoco. Se levantó sobresaltado y de muy mal humor. Me observó, con aire decidido, con el ceño fruncido. Me cogió de las rodillas y me llevó sobre su hombro. Le chillé, le pegué y, aún así, no paró. Me posó tumbada en la cama y se echó encima de mi cuerpo. Nuestras pieles se fusionaban, se insultaban, se pegaban y se decían a gritos que se amaban. Intentó besarme y le aparté la cara. Me mordió el cuello. Aquella noche, terminamos desnudos, tan frágiles a la luz detrás de la ventana. Estaba amaneciendo y nosotros seguíamos con nuestra lucha. Mi boca buscaba la tuya, y la tuya... La tuya buscaba un poco más abajo.

23 agosto, 2010

Dancing without you, love.

Y, con la fría lluvia de fin de verano, me puse a bailar. No te necesitaba para tener una vida, podía yo sola con todo. Aunque tú pensaras que no. Ya no soy débil. Ahora, soy fuerte. Ahora, soy soy capaz de moverme al ritmo de la música sin ti.

¿Por qué me voy a quedar sentada?

Hay veces que la vida da mil vueltas, y que te lleva al mismo lugar del que te fuiste. Conmigo, éso no ha pasado. No todavía. A veces, lo echo de menos. Esa pequeña sensación de sentir todo por todos. Sin embargo, ahora ya no espero de nadie, sólo de mí. No me quedo bajo la lluvia un día más aguardando a que me llames. Si nadie tiene tiempo para bailar conmigo, ¿por qué me voy a quedar sentada?

22 agosto, 2010

Sola.

Creo que tengo que descansar un poco de todo. Del ambiente, del alcohol, de los amigos, del amor. En general, necesito olvidarme del mundo. Porque no hace más que traerme problemas. Un día, puedo estar feliz pero, descuida, por la noche vendrán comederos de conciencia. Al siguiente, podré pasar un buen rato en un café, sin embargo, no tardarán mucho en llamarme, reprocharme y estropearme el momento. También quiero alejarme de la familia. Deseo estar SOLA.

15 agosto, 2010

Coliss, Coco, je vais m'ennuyer de toi.

Y se fue nuestro verano, dejando promesas de un regreso poco lejano. Igual no nos vemos mañana pero, dentro de diez años, sí. No quiero vivir de deseos, de sueños, de estúpidos recuerdos. Y, aún así, voy a tener que sobrevivir a base de ellos. ¿Y ahora qué hago? ¿Qué te digo? Sé que no puedes quedarte, la gente te espera al otro lado del charco. Pero yo también te aguardo. Ahora, cada dieciséis de Junio recordaré nuestro desayuno, nuestra primera comida juntas. Nuestro encuentro sorprendentemente amistoso. ¿Nos conocemos de toda la vida? No, ha sido sólo un verano. Ni siquiera éso, dos malditos meses metidos en una autopista a ciento veinte kilómetros por segundo. Este año has llorado más que nunca, repetías. Algo raro en ti, porque no te gusta malgastar lágrimas. A partir de hoy, todos los Junios, Julios y Agostos estarán dedicados a pensar en ti. En nuestras confesiones, nuestros secretos, nuestras risas, nuestras... Más que tonterías. ¿Quieres que sea tu hermana, aunque me conozcas desde hace tan poco? No te preocupes, lo seré. Eres la persona más maravillosa que... Me podía haber tocado. Rememoraré nuestra despedida toda la semana, porque no puedo quitármela de la cabeza. Estabas esperando a que llorase, con un nudo en la garganta. Dios, si es que soy tan predecible. Es hora de separarnos, ya nos volverá a juntar el tiempo. Recuerdo aquel quince de Junio, porque no quería irme; y hoy, el quince de Agosto, no quiero que te vayas tú.

14 agosto, 2010

Corinne Thauvette.

Te vas y no sé qué hacer para que te quedes, o me lleves contigo. Te voy a echar de menos más de lo que imaginas. Me voy a sentir sola sin alguien que esté veinticuatro horas conmigo, a mi lado, siempre escuchándome, siempre atenta a todo lo que digo, por si se pierde. Nos quedan las horas contadas, asi que... ¿Para qué seguir escribiendo sobre lo que siento? Voy a sentarme a tu lado y voy a mirarte, voy a abrazarte y besarte, voy a dejar que me cuentes lo poco que te quede por relatarme. Espérame, que voy a molestarte, a revolotear a tu alrededor. Voy a pasar las horas que nos quedan conociéndote.

El tiempo pasa y mi libertad se va con él.

El tiempo pasa, irremediable, delante de mis ojos. Intento atraparlo entre las manos y quedarme un rato más en un momento, pero no puedo, no soy lo bastante fuerte. Ni yo ni nadie. Me cuesta andar tan rápido, me molesta correr por, lo que se supone, es mi vida. Sin embargo, es todo menos eso. Todos controlan mi existencia. No sólo mi madre, el ambiente, el aire que me rodea. Me controlan todos y cada uno de los que se sientan a mi alrededor. Incluso los que están más alejados de mí. Organizar mis ideas es una tarea que lleva mucho tiempo, y yo... Yo ya no tengo de eso.

13 agosto, 2010

Adiós, Independencia.

Seguía parada porque mi corazón no quería soñar, no deseaba viajar y molestarse en seguir a otro, en amar distinto. Mi corazón ya no latía, aunque sonase en mi pecho, no sentía por nadie, ni siquiera por los que suspiraban por él.Ya había llorado demasiado, y sangrado. Ya no tenía ganas de llorar por los demás. No tenía lágrimas, o quizás sí, sólo se escondían. Nunca me encontraba bien, no estaba cómoda. Me gustaba estar sola, más que de costumbre. Después de un mes en el extranjero, había aprendido a guardar mis sentimientos y a reprimir el deseo de caricias, abrazos o besos. Ahora, debía volver a la pequeña realidad, en la que mi independencia dependía de los demás.

Dos vistas.

Tengo miedo de equivocarme al sentir distinto. Ésto es nuevo para mí y, sin embargo, me siento tan dentro, que puedo adivinar los movimientos de mi cuerpo. Ya no me guía el corazón, me lleva la razón, la cabeza, mis ideas. Quiero vivir un futuro en el que sólo existo yo. No imagino personas a mi lado porque todo cambia, todo se transforma. Por eso procuro no mirar adelante, tampoco atrás. Las dos vistas, aunque preciosas, duelen.

Futuro.

Te cansarás de no oír palabras bonitas. Te abrumará el no volver a vivir despedidas románticas y estúpidos besos al final de cada día. Siento mucho no ser como antes. He cambiado, y no voy a hacer nada por regresar al pasado. Ya no quiero callarme nada, no ahora, que tengo demasiado que decir. Poseo todo el tiempo del mundo que me quede hoy para vivir lo que no haré mañana. Puede que, para ti, esté metida hasta dentro en un futuro; sin embargo, opino que eres tú el que tenía los pies encima de él. De otra manera distinta a la mía. Para variar, claro.

Andrea.

Las palomas salieron volando mientras yo miraba la fuente. Con aire melancólico, me levanté. Había dejado las ganas de esperar metidas en el agua, y mi orgullo había salido disparado junto a mi dignidad. Aunque me sentía más fuerte que nunca, en las mejores condiciones para abandonar ese estado bucólico y triste, para apartar la nube de negrura que cubría mi cuerpo y pesaba, agaché la cabeza y comencé a andar. Caminé durante un buen rato hasta llegar a un café escondido, que conocía muy poca gente en la ciudad. Allí me encontré con mi otro yo, con la persona más extraña y optimista que había conocido jamás.

Miedo a estar sola.

Creo que no me permito dejarte por el tiempo, porque ya no sé qué hacer sin ti. Sin embargo, me siento egoísta al querer retenerte junto a mí sin ni siquiera sentir más que ayer y menos que mañana. Lo siento. Porque sé que es sólo por el miedo a estar sola, a no encontrar a nadie, a buscarte en otra cama.

Cánsate.

Algún día te cansarás de luchar, de levantarte del suelo y seguir pegándote contra las paredes por mí. Llegará un minuto en el que tu cabeza empiece a llevarse por lo que ella manda y no lo que tu corazón le dicta. Te preguntarás qué haces conmigo, por qué me quieres si sólo consigo hacerte daño. Cánsate. Lárgate y no vuelvas.

02 agosto, 2010

You're not beautiful.

Te miras al espejo y ves un gran error. Un cuerpo horrible y un alma que está lejos de estar limpia. No te sientes bien contigo mismo y te sacas mil errores. Te observas desde todas las posiciones y ángulos posibles, pero continúas creyendo que, quizás, sería mejor quitarte de delante del objeto que te refleja; sin embargo, hay algo en él que te atrae y te hace pensar sobre tu inferioridad ante los demás, sobre las estupideces que cometiste comiendo un poco de más. No hay nada en el armario que te siente bien, ni siquiera lo nuevo te pega con tu forma ahora. Tras varios minutos maltratándote, agachas la cabeza y vas hasta la entrada con lo último que te probaste.

01 agosto, 2010

Veinte.

Me gustaba el olor de tu piel, y tus abrazos me sabían genial. No me cabía en la cabeza el poder vivir sin ti, ni siquiera me lo planteaba. Tenía la estúpida sensación de que, si alguno de los dos se marchaba, ése serías tú. Y me dolería muchísimo. Ahora, me he dado cuenta de que sufría demasiado por ti, por tu comportamiento o por tus palabras. He conseguido separarme de ti un poco y ver mundo sin que esté tu mano cogiendo la mía y, sorprendida, me he encontrado con que soy capaz de estar sin ti. Claro, pero éso no significa que haya dejado de amar tu perfume ni tus brazos rodeándome.