28 mayo, 2010

Silvia.

Es de esas personas a las que terminas por cogerles cariño, porque es adorable, porque es pesada, o porque es graciosa, preciosa y se ríe de ti con nada de disimulación. Es increíble su capacidad para buscar vídeos de música Dance; en su defecto, de nuestra adorada Diosa Tabby. Admirable su estado habitual de optimismo y felicidad. Si estás con ella, puedes asegurarte tu entrada a un verano en pleno Diciembre. Podría admitir que es mi amor platónico, que me encanta cuando se pone ropa de color morado y amo su pelo, pero terminaría creyéndose que es, realmente, tan secuestrable como dice. Nunca había conocido a una persona así, y claro, todos somos únicos, sin embargo, ella posee algo que la distingue de los demás con tanta diferencia que resalta. No descarto que sea producto de mi imaginación, un sujeto tan imperfecto y fantástico a la vez, no puede ser real. Pensemos con claridad, ¿quién en su sano juicio te pediría que juntases mocos con ella, que fornicases o que la tocases la melena mientras hace tarea? ¡Yo sólo conozco a SIlvia! Ahora, diré una oración que, traducida al Español normal y corriente es "Te quiero, chica guapísima": Fuckéame, pedazo guarra barra wapiximaaaaaah.

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