17 mayo, 2010

Nuestra eterna Noruega.

Me gusta cuando me besas, y cómo lo haces. Suave, luego rápido, más tarde cansado. Me encanta el sabor de tu boca, y las distintas sonrisas que tiene. Podría decirse que sé que no podría vivir sin tus ojos, sin soñar tus brazos en mi cama cada mañana, mientras el Sol traspasa la ventana, su cortina y la persiana. Adoro cuando está soleado y pones esa cara que tienes, de pequeño, en las fotos. Y cuando te tumbas boca abajo porque no soportas el brillo del verano rozando tu rostro. Rara vez no te quemas la espalda. Debería odiar lo borde que eres algún día, tu incapacidad de discutir. Y no puedo con esa parte de ti. Pero todo lo tuyo es increíble y, con eso, quiero decir que te amo con tus prontos y con tu hambre descomunal. Con tus abrazos, tu olor entre mis sábanas y nuestra Noruega, nuestra eterna Noruega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario