31 mayo, 2010

A 21 minutos de año y medio.

Gracias por las bienvenidas con sonrisa incluída, y las despedidas con el sabor amargo de tus lágrimas en mi cuello, por los besos de buenos días, cada vez que el Sol sale y estamos juntos para verlo, y buenas noches, cada vez que dices la frase "qué estrella tan bonita" y me miras, como si, de verdad, fuese lo más precioso que has visto nunca, por arroparme cuando se me cierran los ojos y no puedo tenerme en pie y destaparme cuando crees que hace calor, por acercarme cuando tienes ganas de mí y alejarme, mientras puedas, para no oír el largo monólogo que tengo preparado los días en los que estaría mejor metida en la cama. Nos hemos convertido en un "sin ti no puedo", en un "nunca me faltes, que quiero estar contigo". Tras dieciocho cortos e increíbles meses, deduzco que me conoces lo suficiente como para saber que, ahora, cada maldito anochecer, me sobra medio colchón y dejo la mitad de las sábanas esperando a que te metas a hurtadillas y me abraces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario