03 febrero, 2010

Tu promesa

Esto ha dejado de ser cosa de dos. Tú decidiste coger tu camino sin avisar, dejándome plantada con la sonrisa pintada un día de lluvia. ¿Sabías que esa pintura de cara se quita con el agua? Yo tampoco lo descubrí hasta esa mañana. Qué rápido olvidaste todo lo que supuestamente sentías. ¿Recuerdas el viaje a Las Vegas? ¿Y el aro de cebolla en nuestros dedos? Suponía que te daría un vuelco al corazón en cuanto lo leyeras, pero ya no te conozco. ¿Te acuerdas de tu promesa? No ha caído ni una puta tormenta en todo el verano. Y es por culpa tuya, sólo tuya.

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