12 febrero, 2010

Nada.

Te ahogas y caes, más abajo y más hondo, cada vez más pesada la fuerza de la gravedad sobre ti. Alzas la mano, intentas sacarla de lo que te arrastra, nadie la coge. Absolutamente nadie. Logras agarrarte al aire, pero su fuerza no es la suficiente para salvarte. Resistes un poco, te rindes, ¿por qué luchar? No te queda nada.

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