12 febrero, 2010

Disculpas

Disculpas, ¿para qué? Menuda pérdida de tiempo. ¿Qué nos pasa? Ahora resulta que es bueno para el corazón pedir perdón por algo que no has hecho mal, o eso consideras tú. Habrá que callarse un vez más, dejar que lo consiga fácilmente, que te bese y se arregló. Todo se reconstruye con su amor, nada queda en el suelo después de que él recoja. Le quieres, y él, ¿qué ha hecho para merecerse tu enfado y tu indiferencia? Absolutamente nada fuera de lo torpe que llega a ser el ser humano. Él no tiene la culpa de ser persona y no perro ni pez. Ámalo con sus defectos, no pretendas cambiarlo porque no te gustaría.

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