14 enero, 2010

Ven a la cama conmigo.

Me aproximé al sofá y terminé por echarme. Estaba cansada. No tenía ni fuerzas para cerrar los ojos y, aún así, me molesté en hacerlo. Alguien se acercó a mí, me rozó los labios. Uhm, sabían tan bien.
-¿Te vienes a la cama?-me susurró al oído.
No esperó a que contestase, me cogió en brazos y cruzó la habitación. Me dormí pidiendo, por favor, que se quedase conmigo aquella noche, que me abrazase y no me soltase.

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