27 enero, 2010

INFINITAMENTE FELIZ.

Ahora crees que no escogiste lo correcto. Pero te da igual. Sí, piensas que de verdad ha merecido la pena dejarlo todo atrás y volver a olvidar. Porque te sientes mejor. Saltas por la calle, cantas en voz alta las canciones que van pasando por tu reproductor de música. Ya no te importa que la gente te mire como si estuvieras realmente loca. Hace mucho tiempo que permitiste a tu mente no comerte la cabeza con las conversaciones que corrían a tu alrededor sobre como llevabas tu vida. ¿Eres feliz? Por una vez, sí. Eres infinitamente feliz.

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