09 enero, 2010

No vuelvas.

Volví mi cara. No quería saber más de ti, ni de nadie. Me acerqué al coche en silencio, esperando a que me detuvieses. Llegué a la puerta y, cuando fuí a abrirla con lágrimas ya en mis mejillas, tu voz sonó ronca, como si a ti te doliese más ese momento que a mí.
-No vuelvas.
Terminé de meterme dentro y esconderme detrás de los cristales tintados. Te miré. Sería la última vez que nos cruzaríamos.

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