03 septiembre, 2010

Vacío.

Es un vacio incrontolable, que crece y se hace ancho, que cava un agujero tan grande que atraviesa el poco alma que me queda. No me siento muy llena ahora mismo, ni de felicidad, ni de alegría, ni de curiosidad, ni siquiera de imaginación. El amor parece que... No se acabó, pero se rompió en pedazos tan pequeños que no soy capaz de reconstruirlos. Lo he intentado ayer, durante casi toda la noche. Y, ¿de qué me ha servido? De nada, los trozos siguen en el suelo, desordenados, con sangre en los bordes. Tengo los dedos destrozados después de una lucha incansable durante horas y horas, en las que los segundos se contaban con cortes de cristal. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué hago? ¿Meto las fracciones en una caja o los abandono ahí, esperando a que alguien los recoja por mí? ¿Echo a correr o me quedo quieta? ¿Te beso, o ni lo intento? Tengo miedo, porque no sé lo que voy a hacer, ni lo que va a pasar después de que lo haga. Y no soluciona las cosas que presiones. Porque tú estás sufriendo, pero yo también. Porque no puedo decirte que quiero estar contigo si ni siquiera me has dado tiempo para saber cómo estaría sin ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario