08 junio, 2010

Ocho días.

Ocho días caminando, andando sin parar por un camino que ya está escrito. No considero que las cosas pasen porque alguien lo diga pero, esta vez, estoy convencida de que nada va a cambiar. Queda una semana y un día, y no se ha tornado la situación a mejor. Discusiones, más frecuentes cuando el tiempo pasa, lágrimas, abundantes por la noche y soportadas durante la larga mañana, sonrisas, pocas, casi únicas, cansancio y estrés, estúpidas acciones que llevan a absurdas consecuencias. Si esperaba que fuesen las mejores jornadas del verano, me equivocaba. Canadá, espérame, que me voy contigo.

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