06 marzo, 2010

Pegado a tu cuerpo

Recorre tu espalda a besos y se para, posa la cabeza sobre ella y respira hondo, como si quisiese que ese momento fuese eterno, como si desease a toda costa que te quedases un poco más a su lado. Sonríe, lo notas porque cada célula de tu piel está especializada en su sonrisa, en sus gestos. Suspiras, entierras la cabeza en la almohada y descansas, duermes hasta la mañana siguiente con su lado izquierdo de la cara pegado a tu cuerpo.

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