29 diciembre, 2010

Nuestra habitación

Me acuerdo de cuando soñaba con estar entre cuatro paredes contigo, con una cama y una luz en la habitación. Entonces, la ceguera aumentaba mis ilusiones y mi imaginación corría veloz hacia aquel sueño estúpido y minimalista. Ahora que tengo el cuarto, no lo quiero. Y no lo quiero porque nos peleamos por la luz. Y también por la cama. El mundo que creamos se nos ha quedado pequeño. Por eso necesitamos comprar una puerta para huir de vez en cuando. Y una mesa, y dos sillas, para comer y discutir en otro sitio distinto, que enzarzarse siempre por lo mismo aburre. Quizás no estemos hechos para nuestra casa de cuatro paredes, una cama y una luz. Lo peor es que tú sigues obtinado en que sí, en que sí podemos sobrevivir encerrados como locos. Por eso discutimos en este momento, porque yo quiero traer una puerta a casa y tú no quieres ni oír hablar de ello. Bueno, por lo menos hemos variado y el tema no es que nos rozamos en la cama o que queremos encendida o apagada la luz.

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