04 diciembre, 2010

He took the light and left me in the dark

Posé mis manos sobre el escritorio y comencé a quitar cosas, cosas que me regalaste, o que me recordaban a ti y a lo que una vez tuvimos. Empecé a pensar que tener esos objetos allí no haría que volvieses, ni tú, ni tus sonrisas. Era hora de recoger las piezas que había recopilado sobre ti y guardarlas debajo de la cama. Me apetecía que regresases. Me hacías falta más que nunca. Pero debía dejarte marchar. Quizás quise meterme en tu vida como yo te había permitido entrar en la mía. Sentía si te había contado demasiados problemas, si te había agobiado con mi egoísmo. Era posible que lo nuestro se hubiese acabado por un simple gesto, o por algo que yo hubiera hecho y que te hubiese molestado. Dejé de darle vueltas, porque ya le había dado demasiadas. Antes de dormir, pensaba en ti, en los días de playa y en los bares. Creía que estabas conmigo una vez más, y que no tenía de qué precouparme, porque ya no estaba sola, habías vuelto. Sin embargo, cogiendo entre mis dedos aquellas cosas, me sentía más sola que nunca, y tú no estabas para decirme lo contrario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario