18 octubre, 2010

Noche de otoño.

Una farola parpadea en la calle, ilumina mi figura y dibuja la sombra a lo largo del camino. Ando sola, con la mano agarrando firme el corazón que arrasto. Ya ni él me quiere cerca. Ya ni los recuerdos disfrutan quedándose conmigo. Me duelen, al caminar, los huesos. Pesan, y están mojados. Porque está lloviendo. Voy pisando charcos con los pies descalzos, cansados del asfalto. La farola se ha apagado y continúo mi andar en la oscuridad, con la luna escondida y las estrellas perdidas. La llave que abre la puerta de mi casa no gira. La saco y la miro. Color amarillento, y anaranjado. Quizás está oxidada. Llamo. La puerta se abre. Chirría como mis ojos al despertar una mañana soleada. Me tiro en la cama. Otra cama vacía. Otro otoño con sábanas mojadas de tanto llorar.

1 comentario:

  1. CLIMA


    Tú llueves.
    Caes sobre mí en líneas de agua.

    Estoy perdido en ese punto de fuga
    donde se dilluye el horizonte.
    Mi piel es jurisdicción del frío,
    soy fango.

    La membrana del temporal
    rodea el puerto con rústica luz,
    lo hace invisible.

    Tú no llegas,
    la tormenta arrecia.
    El mar se aferra al cielo con sus brazos grises.

    Te llamo
    y tu nombre se pierde
    en el letargo sonoro de la lluvia.



    anuar iván.

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