10 agosto, 2011

Mismos lugares, distintas sonrisas

Lo nuestro no fue un amor a primera vista, ni algo fácil de llevar al principio. Hemos ido poco a poco, paso a paso, despacio, pero sin pisar los frenos. Me has enseñado a ir a tu ritmo sin dejar de seguir el mío. Has conseguido convertirme en una persona totalmente diferente a la que era semanas antes de conocerte. Contigo, no tengo más que concentrarme en ser feliz. Y eso me encanta. Me gusta que te ocupes de mí, que me cuides, que, aunque no comprendas por qué lo estoy pasando mal, me abraces y estés a mi lado, callado y, sin embargo, tan presente. Ni siquiera tengo que pedirte que te acerques a mí, porque ya lo haces tú. Creo que no me equivoqué al cambiar de línea de metro aquel día. Ahora... Ahora no te puedes ni imaginar lo bien que me lo paso dando vueltas y vueltas por las mismas paradas. Lo curioso es que me da igual pasar por los mismos lugares. Me es indiferente porque... Porque tu sonrisa nunca es la misma y cada vez es más grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario