26 abril, 2011

Québec, espérame.

Anoche soñé que volvía a Canadá. A Québec. Regresaba a ti, Corinne. Paseaba por las calles y me acordaba de las risas y de las palabras que soltamos entre sollozos. Te llamaba por teléfono, pero tú no podías venir a busarme. Julien sí, Julien corría a mi encuentro. Me desperté después de su abrazo, con lágrimas en la almohada y el corazón encogido debajo de las sábanas. Me entraron unas ganas terribles de coger un avión para llegar a seis mil kilómetros en horas, para reírme otra vez contigo, para... Ser feliz. Nunca he deseado algo tanto. Echo de menos Canadá, porque allí me sentía como en casa. Es raro, porque ni siquiera en España me siento así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario