16 enero, 2010
Los consejos.
Caminé por las piedras color lapislászuli que había sobre el lago. El agua era un completo espejo, todo se reflejaba en él, y daba la impresión de que se podía andar por allí también. Procuraba no mirar. No quería verme. Tampoco miraba hacia atrás. No merecía la pena pararse a pensar en el pasado. La mayoría de las veces te arrepentías o llorabas por no poder recuperar aquello que había sido tuyo. Continué, sin coger la mano de nadie. Después de un largo recorrido, comprendes que todos pueden traicionarte aunque te ayuden de vez en cuando a pasar un obstáculo que, para ellos, es minúsculo. Claro, no es su problema. Es sumamente fácil dar consejos. Pero, ¿y aplicártelos a ti mismo?
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