27 enero, 2010
27 de Enero, 2010
Mientras resbalas, te caes, te agarras a la poca vida que te queda, echas el último suspiro al aire, deseando que fueran sus labios los que te quiten el aliento. Algo te lleva para arriba, alcanzas a ver una mano, su mano. Aunque sea tarde, ha llegado, te ha sacado y te ha besado. Siempre hay que robar lágrimas para regalar sonrisas, ¿no?
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