27 enero, 2010
Con la cara escondida.
Sigues andando, con la cara escondida entre las manos, llorando sin que nadie te vea. Porque no quieres sentirte débil. No. Tú tienes que ser la más fuerte. No puedes caerte ahora, cuando creías haber alcanzado todo. Pero estás cansada, tus pies hace tiempo que dejaron de reaccionar y tu alma vaga vacía por algún rincón, sin saber que hacer de puro aburrimiento. Las voces de tu cabeza te susurran que te largues, que digas adiós a todos o que no lo hagas y que cojas esa maleta que te llevará al fin del mundo. Allí es donde deberías estar. Lo sabes. Sin embargo, sigue abrumándote el miedo, ¿por qué? No te queda nada que perder. Vete. Ni se te ocurra mirar atrás. Y, por favor, no vuelvas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario