25 abril, 2010
No novios.
Te quiero, pero a la vez no. Cuando estoy cerca de ti, me cuesta respirar, algo oprime mi pecho, una fuerza invisible que hace que parezca que tengo metido el corazón entre cuatro paredes increíblemente pequeñas. Y, en esos momentos, sólo deseo tu aire, robarte el aliento a base de movimientos pensados por mis labios. Te acercas más y, entonces, comienzo a notar como falta el aire dentro de la habitación donde estemos, y si estamos fuera es aún peor, porque me doy cuenta de cómo la atmósfera se reduce a un círculo muy pequeño que te rodea y te hace invencible. Ahí empiezo a soñar, a ilusionarme con tu mano rozando la mía, con tus dedos buscando mi cintura. Y me tocas, me pones los pelos de punta y me vuelvo loca. Me tiemblan las piernas y siento como mi cuerpo logra desvanecerse entre tus brazos, únicamente me permito caer en tus redes otra vez, como una heroinómana buscando su heroína, como una estúpida. Solamente pienso en ti, no puedo evadirme ni salir de este mundo de mierda para meterme en el País de las Maravillas. Porque eres mejor que ese lugar, mucho mejor.
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