22 abril, 2010
Fifty five days
Me levanto de la silla y cierro la pantalla del ordenador, ni siquiera lo he apagado, ya se las arreglará él solo. Como yo, que tengo que ingeniármelas para salir de ésta. Lo curioso es que todo lo miro desde el lado optimista. Por primera vez en mi vida, veo que todo va a ir bien. Quizás no en dos semanas, o en un mes, pero sí en cincuenta y cinco días. Estaré lejos de aquí, me pondré mis gafas de Sol y miraré al cielo con una sonrisa. Te recordaré, claro, con tu camiseta blanca de "SICK, SICK, SICK", con tus manos gigantescas, con tu cara de no haber roto un plato en tu santa vida. Y me vendré abajo. También es posible que me ponga todavía más contenta de estar ahí. Depende. Todo depende.
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