22 abril, 2010
Como el gato de Cheshire.
Me evaporo, salgo del plano y dejo de existir por completo. Si quiero irme a la Luna, puedo aparecer allí, comer un poco de queso y volver el mismo día. Estaré a tu lado, o no. Sólo sé que desaparezco y tú me estás dejando. Tú no me agarras del brazo, ni siquiera me rozas la mano. Tú lloras, yo más. Me parece que no nos entendemos, y es que tú, hoy, no estás con ganas de cogerme en brazos, llevarme lejos y explicarme, intentar que comprenda qué pasa contigo. Y yo, cariño, debo ser muy escurridiza, por momentos invisible, una persona a la que sólo se le ven los ojos y la sonrisa.
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